5 jun 2008

Un antojo con olor a ciruela

Cuantos sabores hay que se sienten con solo olerlos?,
como el tostado de los cacahuates o el perfume de las guayabas.
Cuantos olores hay que te hacen recordar?,
un antojo o un anhelo.
No deberían ser los olores solo eso?
una respuesta a un estimulo,
Por que un recuerdo siempre esta al descubrir el olor de una ciruela?

2 jun 2008

Gustavo el gran Cazador

Hace algún tiempo un gatito llamado Gustavo, sentía un poco tristeza por que no entendía por que todos sus hermanos crecían más rápido que él.

Un día Gustavo platico con su papa y le contó que el se sentía pequeño. Papa gato le dijo que tarde o temprano él iba a crecer, que tenia que ser paciente; Gustavo no se sintió muy satisfecho con lo que su papa le había dicho pues el no quería esperar, el ya quería ser grande y quería ser el mejor cazador de ratones que existiera.

Así que Gustavo cada día al oscurecer, empezaba a practicar técnicas de casería de ratones; seguía a los ratones corriendo a toda velocidad y aunque no los alcanzara Gustavo no se daba por vencido.

Una noche de luna llena Gustavo estaba asechando cuando detrás de unos arbustos vio como un pequeño ratoncito salto y corrió rápidamente al callejón, Gustavo dio un gran salto y corrió detrás de el lo mas rápido que pudo.

Gustavo corrió tan rápido que no se dio cuenta que había llegado muy lejos, y que no reconocería el camino para llegar a casa.

En aquel callejón había un pequeño pórtico con una lámpara amarrilla que apenas dibujaba la sombra de un gato gris y gordo que descansaba al pie de la puerta. El pequeño ratoncito, asustado se metió bajo la peluda cola de aquel gato, esto hizo que se despertara diciendo:

-¿Que pasa Arturo, que tienes pequeño?

El temeroso ratón no contesto, solo se acurrucaba entre el pelaje del gato; Este se dio cuenta de que Gustavo estaba ahí y le pregunto:

-¿Quién eres hijo, que haces por aquí, estas perdido?

Gustavo un poco confundido contesto

-No estoy perdido

-¿Pero como te llamas? – dijo el gato

-Gustavo ¿y usted?

-Antonio Recoleto, el gato del teatro.

Gustavo al escuchar esto se acerco un poco más y con curiosidad pregunto:

-¿Eres actor Antonio Recoleto?

-Claro que no – contesto Antonio con una risa burlesca - soy encargado de cazar a los ratones de este lugar.

-Enserio, yo también seré un cazador de ratones cuando sea grande – dijo Gustavo orgulloso.

-¿Así? – pregunto Antonio – ¿y cuando será eso?

-No lo se – contesto el pequeño, un tanto desilusionado – pero tengo que practicar

-Ha y por eso seguías a Arturo verdad?

-Pues si, ¿pero tu conoces ha ese ratón?

-Claro Arturo y yo somos amigos desde hace mucho tiempo.

-Pero? – Pregunto Gustavo indignado – como puedes ser amigo de un ratón si eres un cazador de ratones?

-Hay mi querido niño – dijo en tono melancólico – cuando yo llegue al teatro tenia como meta ser el mejor cazador de ratones entre todos los gatos, y lo fui por algunos meses, no había ratón que no atrapara, siempre me sentaba a escuchas sus pequeñas vocecitas y luego que los encontraba saltaba sobre ellos y los atrapaba. Pero había un ratoncito que jamás hablaba caminaba silenciosamente por la oscuridad y yo jamás lo veía ni mucho menos lo escuchaba.

-Y que hiciste? – dijo Gustavo

-Una noche en mi ronda nocturna toda estaba muy callado ni el zumbido de los mosquitos en esas noches calurosas se escuchaba, todo estaba tan solo, la brisa que antes traía los escondites de esos ratones parlanchines hoy solo traía un aire frió que se colaba entre las bambalinas del solitario teatro, y me erizaba el lomo, nunca había estado solo por las noches cuando todos los humanos se iban por la madrugada yo siempre esperaba ansioso por que algo tenia que hacer por fin todo el teatro estaba a mi mando yo era el dueño por las noches, siempre había un ratón que perseguir, y no por hambre sino por placer, ese que me provocaban sus pequeños huesito tronando en mi lengua.

Pero esa noche me di cuenta, que solo quedaba un solo ratón en todo el teatro y era ese que nunca hablaba, y comprendí que me quedaba solo que ya no había que hacer ahí pensé tal vez en irme a otro lugar quizás otro teatro pero adonde aquí tenia todo comida, techo y grande cortinas de terciopelo solo para mis afiladas garras y acurrucarme entre ellas estaba tan encariñado a todo eso que me aterraba la idea de no ser feliz ahí pues me quedaba solo por las noches y los humanos solo venían hacían sus ensayos y se iban de nuevo que haría por las noches cuando el insomnio llegara y las ganas de correr recorrieran mis patas, fue entonces cuando comprendí que ese ratoncito mudo también estaba solo, y la tristeza y la soledad fueron mis cómplices durante muchas noches en las que decidí alejarme de el y no cazarlo, estaba renunciando a mis principios pero no quería estar solo lo único que deseaba ahora era tener alguien con quien charlar con quien pasar esas sofocantes madrugadas.

Hubo muchas noches que Arturo pasaba corriendo muy cerca de mi casi rozando mis bigotes, yo sabia que me retaba a perseguirlo pero que iba ser de mi si me lo comía me iba a sentir todavía mas solo. Una noche Arturo se paro frente a mi sin hablar y mirándome fijamente moviendo rápidamente sus largos bigotitos. Yo ya no sentía ganas de atraparlo pero mi instinto animal acelero el palpitar de mi corazón mi garras empezaron a expandirse dejando mis uñas filosas al descubierto; pero aun así Arturo no se movía solo me miraba. Mi ansiedad logro moverse tan rápido que de un golpe lo atrape, por fin tenia entre mis garras, al ultimo ratón del teatro, el ratoncito mudo el que me había costado mas trabajo el titulo de mi carreras como el mejor cazador que este teatro había tenido y mi única esperanza de no estar solo.

Deduje que Arturo no quería huir así que abrí mis garras para poder verlo, me di cuenta que no tenia miedo y me dijo con su aguda voz.

-Hola mucho gusto soy Arturo, como estas Antonio?

Yo me sorprendí con su pregunta, y no pude contestarle nada así que el siguió hablando. Me contó que en su ratonera ya no había nadie, y que se sentía muy solo y aburrido por que aunque el no hablaba se entretenía con las charlas que escuchaba de los ratones, y de las grandes historias, y de las grandes historias, que escuchaba de mi en boca de otros ratones; en ese momento miles de preguntas querían formularse en mi rasposa lengua la sensación de querer matarlo por puro placer había desaparecido por completo solo tenia curiosidad, quería preguntarle tantas cosas pero no me atrevía a interrumpirlo pues hacia mucho tiempo que no escuchaba a un ratoncito hablar que me tenia encantado; cuando al fin termino de hablar me miro fijamente a los ojos como esperando una respuesta. Fue entonces cuando me atreví a hablarle:

-¿Arturo si tantas historias aterradoras escuchaste de mí en tu ratonera por que no me tienes miedo?

-Pues por que no quieres matarme - contesto Arturo muy seguro

Me sorprendió con su respuesta pero en lo profundo de mí ser me alegro que lo supiera. Fue entonces cuando Arturo me hizo una pregunta que todos aquellos gatos que quieren ser cazadores deben hacerse y sabérsela contestar con toda precisión.

-Antonio ¿por que quieres ser el mejor cazador de ratones?

Su pregunta no me pareció difícil y la pude responder de inmediato:

-Pues por que quiero ser grande – respondí con toda seguridad

Arturo me miro a los ojos un tanto confundido, creo no podía entender mi respuesta, tal vez por ser un ratón y no un gato, pero después de meditarlo me dijo

-Antonio Regoleto tu eres grande- hizo una pausa esperando a que le entendiera, pero prosiguió - mírame yo soy tan pequeño estoy parado sobre tu garra y me sobra espacio para tener a tres ratones a mi lado.

Por fin la calma que había esperado en esas noches de soledad y de insomnio había llegado con esa respuesta pues me di cuenta que yo no tenia que luchar por ser grande sino que debía ser enorme para vivir mi vida como se debía disfrutándola.

Gustavo sintió un escalofríos en todo su lomo, sintió que era como una señal, el tal vez toda su vida seria pequeño era lógico al ser el mas joven de su camada, en ese momento se dio cuenta que su lucha por ser grande era en vano que solo debía creer en si mismo y ser gigante para así poder vencer tantos obstáculos como se le presentaran.

Podcast "La pequeña soñadora"

Mitos sobre la luna y Jaime Sabines "Imaginantes"

Se podra???