
Maldita la vida y el tiempo que transcurre en ella, malditos los achaques que en ella se aprenden y maldito el destino que en ella se entiende.
Maldito el sarcasmo y el pesimismo, maldito maldito sea el optimismo.
Malditos aquellos que jamás ríen malditos los hombres que sienten a medias.
Maldito el momento en que esto escribo y maldito aquel que no lo entienda.
Maldito el impulso que se cree convincente, maldito el recuerdo que aun no lo entiende;
Malditas las horas que se mal gastan, y malditas malditas la mujeres santas.
Maldito todo aquel que se crees perfecto maldito el que reprocha en banalidades, maldito el inconforme y maldito maldito todo aquel que sea conformista.
Maldito el que lee las líneas sin arrastrar palabras.
Maldito el que no entiende la sorpresa y aun más maldito el sorprendido que no emprende.
Maldito el que se queja de amores pasados y maldito el que no sonríe al recordarlos.
Malditos los libros que estorban y los lápices sin punta, maldita la inspiración jamás esperada y maldito maldito el arte que no es abstracto sino absurdo.
Maldito los que lloran para que los vean y malditos todos aquellos que no se conmuevan.
Malditos los que esconden gustos y debilidades y maldito maldito todo aquel que no los disfruta.
Maldita la prosa repetitiva, maldito el cansancio que produce leerla, maldita la entrega que esta pongo y maldito el deseo que me sofoca.
Maldita tu cara al no descifrarlo y maldita sonrisa de ese descaro.
Malditas las decisiones que así seguirán.
Maldita la vida que no se disfruta y maldito maldito el momento en el que terminara…