11 abr 2012

Campanadas

Hay una pregunta que solo se da cuando se han pasado ciertos límites de arte amatorio, una pregunta rítmica y burlesca, casi casi de confianza, que sí, siempre acompaña a esa incertidumbre que hay en la oscura rapidez de una travesura… ¿No has visto mis calzones?

Hay un momento en particular que disfruto mucho, ¿te lo digo? ¿Tengo que responderte que si? Bueno pues, me gusta cuando nos atardece desnudos y puedo escuchar las campanadas. ¿Por qué? No se gordo pero me gusta, quizás sea porque es para la misa de las siete. ¿Y? ¿Te ha dado por volver al catolicismo? ¿Se te hace tarde? ¿O cómo? No amor solo que cuando escucho las campanas, imagino a la gente que va a ir a esa misa, puedo incluso verlas ahí esperando en las bancas desde la primera campanada hasta la tercera, como hojean el misal mientras esperan, o miran a su alrededor viendo que tan llena esta la “misa de borrachitos”. ¿Y eso qué? Me regresa aquí, contigo, a tus brazos, al olor de tu cuello, a tu roce, a tu sudor, al recorrer de tus dedos, a tu respiración, al peso de tu cuerpo, a este secreto. Porque mientras afuera se escucha un mundo que sigue antiquísimas tradiciones. A mí me gusta pecar contigo…

26 mar 2012

"Soy el gato de Schrödinger"

Hoy me siento como el gato de Schrödinger;

En una controversial paradoja:

Estoy viva y muerta al mismo tiempo,

atrapada en una caja de madera

con esta botella de toxico veneno,

esperando y queriendo correr

tratando de estar o de no irme.

Porque la ciencia hoy no tiene que ver con epistemologías,

ni comprobaciones, cálculos o mecánica cuántica.

Hoy esta trampa tiene que ver con aquel sentimiento,

este que me tiene aquí, en un experimento mental con mil respuestas

con la incertidumbre pero más con la reserva;

No se, si sentir o dejar de sentirlo.

Creo que estar atrapada en la caja, es la elección de esta humilde gata

y quizás no sea una trampa sino un letal refugio,

una guarida sin exposición;

Porque esta reacción es solo mía, no quiero compartirla,

este ardor de dentro ya no puede salir, ni de mi caja, ni de mí.

Pues solo ronroneo:

Quédate aquí conmigo y con el veneno,

guárdate muy dentro y desapareceremos.

Porque soy esta gata que ama, que está encerrada con tu toxico veneno.

Pero que sigue viva… o muerta.

14 mar 2012

“Arrejoladitos”

En Sinaloa existe una palma que todo el mundo conoce, si, una que la acompaña un sauce.

Hoy conocí una palabra, me lo dijiste tú, arrejolada a mí y en ese instante no me intereso, me gusto sentirla untada por la piel, pero no tuvo importancia, quizás no la entendí.

“Arrejoladitos” dijiste. Como las raíces de los arboles al suelo. ¿No es arrebolados? Pregunte en afán de corregirte. Arrebolados es lo frondoso del árbol sus hojas su verdor, un campo arrebolado. Arrejolados es sin en cambio esa fuerza enmarañada que tienen los arboles viejos en sus raíces, incrustadas al suelo, entre la tierra, como si escavasen sin sentido hasta el fondo, a lo más profundo, ahí donde está la humedad del centro. Y entonces lo entendí tal vez porque me lo dijiste con la caricia de tu mano en mi cuello y con la voz entrecortada y a mi, me gusta escucharte así sin aliento. Sin aliento y “arrejoladitos” en mi cama.

Podcast "La pequeña soñadora"

Mitos sobre la luna y Jaime Sabines "Imaginantes"

Se podra???