Puedo decir que aquí estoy y te vas,
pedir que te quedes y huir;
Como algo que se quiere y no
comprendiendo que tú no eres yo.
Tal vez podemos entendernos
quizás si pudiéramos hablarlo,
ambos cerca sentados esperando.
Pero no hay tiempo, ni dolor, ni melancolía;
Solo un temblor perpetuo que te pide aguantar,
con el hormigueo de la curiosidad
y la prudencia envuelta en mentiras.