Hay un momento en particular que disfruto mucho, ¿te lo digo? ¿Tengo que responderte que si? Bueno pues, me gusta cuando nos atardece desnudos y puedo escuchar las campanadas. ¿Por qué? No se gordo pero me gusta, quizás sea porque es para la misa de las siete. ¿Y? ¿Te ha dado por volver al catolicismo? ¿Se te hace tarde? ¿O cómo? No amor solo que cuando escucho las campanas, imagino a la gente que va a ir a esa misa, puedo incluso verlas ahí esperando en las bancas desde la primera campanada hasta la tercera, como hojean el misal mientras esperan, o miran a su alrededor viendo que tan llena esta la “misa de borrachitos”. ¿Y eso qué? Me regresa aquí, contigo, a tus brazos, al olor de tu cuello, a tu roce, a tu sudor, al recorrer de tus dedos, a tu respiración, al peso de tu cuerpo, a este secreto. Porque mientras afuera se escucha un mundo que sigue antiquísimas tradiciones. A mí me gusta pecar contigo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario